Capítulo 5
Vagaba en el desierto y tu muy distante parecías estar, la
soledad me ahogaba y mi alma tu presencia añoraba.
Mi paraíso. Marcela
Gandara.
Carla
Ahora
entiendo porque Mario dijo que el podía comprar 10 BMW si quería. La casa no es
muy grande pero puedo ver el lujo y no cualquier lujo, el lujo que solo se
compra con dinero.
-vamos-dice
tomando mi mano para guiarme después de quedarme parada admirando una pintura
del siglo XIV
-tengo unas
llamadas que hacer ¿tienes hambre?-asiendo- preparare algo, puedes mirar si
quieres
La casa es
una mansión comparada con la mía.
Sigo por el
pasillo de un lado está la sala y el comedor haciendo que el lugar se vea más
grande. Unas escaleras llevan al segundo piso, vacilo un poco, él dijo que
puedo mirar el lugar. Sigo caminando, una puerta de madera me llama la
atención.
-es mi
despacho-dice Roger con un teléfono pegado a su oreja
Él se va por
una puerta que supongo es la cocina. Me aventuro en la escalera, es un pasillo
blanco con las paredes desnudas como las de la planta baja. La primera puerta
es un baño grande. La regadera es incluso más grande que mi armario.
Avanzo a la
segunda habitación, tiene una cama enorme, con sabanas negras, las paredes son blancas,
no hay fotografías o algo que indica vida. La mesita que esta alado de la cama
tiene una lámpara y un libro.
El olor me
impacta, huele a él, menta y jabón Una
puerta se encuentra a la derecha, asomo solo la cabeza, como sospechaba, es un
baño. Salgo para dirigirme a la tercera habitación, es un gimnasio, tiene todo
tipo de equipo pesado para mantenerlo en forma. La cuarta habitación tiene una
cama matrimonial y un par de repisas con libros.
La casa es estéril sin vida, no hay
nada que me diga como es el.
Bajo a la
cocina, tengo que tener cuidado al bajar las escaleras, me encanta correr en
ellas pero estas no tienen una alfombra como la que teníamos en casa.
-¿necesitas
ayuda?-pregunto-no es por presumir pero se cocinar
-en realidad
esto me mantiene ocupado ¿porque mejor no te sientas? En una hora vendrá
alguien a tomarnos fotos para hacer los pasaportes
Camino hacia
la isla que se encuentra en medio de la cocina, me siento en un banco. Roger
esta dándome la espalda, continúa con su trabajo picando ajos.
-ahora es un
buen momento para cobrar mis preguntas-dice mientras me mira desde su hombro,
sé que está escondiendo su sonrisa, sus ojos lo delatan.
-está bien,
pregúntame lo que quieras –cruzo mis brazos
-¿cuál es la
historia? ¿Porque te persiguen?
-cuando tenía
5 años mataron a mi mamá-suspiro- en aquellos tiempos mi papá nos dijo que
había tenido un accidente de camino al súper. Cuando cumplí 11 años mi papá desapareció.
El día de mi cumpleaños desapareció. Lo vi esa mañana y en la noche no llego,
mi niñera lo llamo pero nadie sabía nada él.
Suspiro, no
es tan fácil hablar de todo, mi corazón se aprieta un poco más. No tengo tantas
fuerzas para que mi mente recuerde los detalles pero aun puedo recordar lo
esencial.
-un año
después fue encontrado en un lago, con tres disparos. Dijeron que fue un robo
que termino mal, en el año que estuve sola…
-¿y Mario?-interrumpe.
Se gira y fija sus ojos en mi-¿dónde estaba el?
-acaba de
cumplir 18 así que se fue a vivir con unos amigos, cuando mi papa desapareció
me fui a vivir a la casa de Mónica, su padre era socio y mejor amigo de mi
padre. Entre la escuela y el trabajo Mario me visitaba muy poco.
Agacho la
cabeza avergonzada, mis majillas queman y sé que estoy sonrojada, sé que falle
en demasiadas ocasiones.
-no debes
avergonzarte, no fuiste tú la que fallo.
-sí, yo soy
responsable que Mario tuviera que fingir su muerte
-¿cómo es así?
-un día fui
a casa por unas fotografías, encontré una caja llena de investigaciones, en una
carpeta estaba mi nombre y el de Mario. Ese fin de semana que Mario me visito
le pedí que fuera conmigo. El guardo todo y se lo llevo. Cuando le pregunte que
era todo eso, me dijo que no era necesario que yo supiera, que solo me pondría
en peligro saber algo. Me pidió que no dijera nada. Una semana después de que
papá fuera encontrado un incendio fue provocado en la casa, allí Mario fingió
morir y yo fui puesta en custodia por el gobierno, estuve en una casa de
acogida hasta los 18
-¿porque no
fue por ti?
-el acaba de
cumplir 19 ¿qué podía decir? Además sería muy sospechoso. Cuando Salí de allí
el me contacto, me conto todo lo que sabía.
El sonido
del timbre retumba por toda la casa, roge me mira a los ojos, puedo ver el
fuego arder en ellos, no entiendo el motivo de su rabia, pero algo si tengo
claro, no soy yo quien lo causa.
-mierda, se adelantó.
Tu nombre el Alicia ¿ok?
-ok
-intenta
hablar lo menos posible
Se dirige a
la puerta y me levanto de un salto, me acerco a la estufa y apago la salsa, no
queremos otros accidentes.
Roger entra
a la cocina con un hombre que parece tener unos 18 años, es un poco más bajo
que Roger y algo delgado. Una playera de un video juego, unos jeans rotos y
unos converse hace mi suposición más certera, tiene unos enormes ojos a pesar
de las cajas de montadura gruesa que dejan verlos. Sus rizos me llaman la
atención parece uno de esos chicos listos que se viven el día pegado a la
pantalla de una computadora
-él es pedro,
nos tomara las fotos, cariño ven aquí
¿Perdón? ¿Me perdí algo? ¿Fingiremos
ser pareja?
-claro-digo
acercándome un poco –hola
Pedro me da una
inclinación que tomo como un saludo. Roger toma mi mano como si fuera algo que
hace siempre. Nos conduce a la sala. Me para en una pared blanca
-¿está bien
para la foto?
-sí, allí está
bien-pedro saca una cámara de la mochila que lleva en la mano. Me da
instrucciones para quedarme quieta, le hago caso y saca unas cuantas fotos.
Después de
terminar conmigo le hace unas fotos a Roger, cuando lo veo no puedo evitar
notar lo guapo que es, sé que tiene muy pocas horas de sueño y que hemos estado
en la carretera un par más y aun así el parece un modelo. Mi sonrisa de perrito
enamorado no se quita de mi cara por ms que yo
lo deseo.
Nadie dice nada y con temor a equivocarme
tengo que aguantar el silencio. No hay nada más que odie que el silencio, me
siento como una muerta cuando no hay nada de ruido.
-puedes ir a
la cocina-me susurra Roger en el oído mientras pedro revisa las fotos-no tienes
por qué estar aquí
-está bien
–le digo, cuando me dirijo a la cocina toma mi mano jalándome hacia él, con la
fuerza me estampo contra su pecho. Oh dios es tan… inhalo como una adicta, Él
es tan adictivo. Ahora entiendo porque
las personas se vuelven adictas al tabaco, al alcohol o a la cocaína.
Roger besa
mi frente y yo cierro los ojos como la trastornada que me he convertido. Me
deja y no entiendo como pero mis pies me llevan hasta la cocina. Me quedo paralizada
un par de minutos.
Escucho
cuando la puerta de la casa se ha cerrado y puedo dejar salir el aire que no sabía
que estuve reteniendo.
-ese hombre
no me da buena espina-le digo mientras muevo la salsa que he vuelto a prender
-tranquila, hará
su trabajo y eso es todo lo que necesitamos.
-¿y después que
haremos?
Suspira como
si el tampoco supiera exactamente que hacer
-iremos con
un par de amigos que nos ayudaran y después no iremos de este infierno
No hay nada más
que quiera más que huir con él. Estoy empezando a sentirme lo suficiente a
gusto con él.
Esto es peligroso.
Roger y yo
trabajamos juntos, codo a codo, esto es tan fácil, con el todo es fácil como si…
como si nos completáramos. Me cuenta que su mamá es quien lo enseño a cocinar. Puedo
notar la tristeza en sus ojos y siento su tristeza como si fuera mía.
Sirvo los
platos sobre la mesa, Roger sirve las bebidas. Nos sentamos a comer, tengo
mucha hambre las últimas horas han sido horribles
-¿en qué
piensas?
-en realidad
pienso en lo cansado que estoy, pero debes ser tú la cansada, no dormiste
-bueno…
estoy algo acostumbrada a no dormir-me encojo de hombros-no es la gran cosa
- ¿qué
dices?-frunce el ceño-¿cómo que no duermes?
-cuando duermo
tengo…-me aclaro la garganta-digamos que hay pesadillas que no me gusta visitar
muy seguido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario